Como bien sabemos existen una gran cantidad de elementos distintivos de cada religión, desde su propia historia hasta las festividades y fechas más importantes para cada una de ellas. En esta ocasión, abordaremos uno de los elementos más visibles de toda religión, pero uno de los menos analizados: su vestimenta.
¿Qué tipo de vestimenta es propia de cada confesión? ¿Qué representan cada una de las prendas que visten? y sobre todo ¿Por qué respetar la vestimenta de cada comunidad es respetar, al mismo tiempo, a la Libertad Religiosa?
En primer lugar, se debe mencionar que se entiende a la vestimenta religiosa como aquella indumentaria que se utiliza de acuerdo con los lineamientos de la práctica, tradición y/o importancia religiosa para un grupo de fe. Dentro de este tipo de indumentaria, podemos encontrar la ropa clerical como sotanas, hábitos religiosos, túnicas, vestimentas eucarísticas altamente simbólicas y ornamentadas, e incluso, escarificaciones o pinturas corporales de miembros de tribus contemporáneas.
Algunos tipos de vestimenta religiosa pueden usarse para distinguir a los sacerdotes de los miembros laicos de un grupo religioso o para significar varias órdenes o rangos dentro de un sacerdocio. A su vez, en ciertas comunidades religiosas, se puede requerir a sus propios líderes religiosos que se vistan con los tipos apropiados de vestimenta religiosa en todo momento, mientras que otras comunidades se puede solicitar que se use la vestimenta religiosa solamente durante los rituales o fechas importantes para la propia comunidad.
Por otra parte, este tipo de vestimenta religiosa no se limita única y exclusivamente a lo que usa el líder religioso, sino que también abarca a la indumentaria que utilizan los fieles tanto en el exterior como en el interior de un lugar de culto. Al mismo tiempo, las vestimentas religiosas no solo se emplean para identificar a los miembros de una religión, sino que también se caracterizan por poseer dos funciones muy importantes.
Por un lado, este tipo de indumentaria articula un lenguaje litúrgico como parte de un idioma figurativo compartido con otros símbolos religiosos, como por ejemplo, íconos, imágenes, estatuas, teatro, música y rituales. Según la riqueza del vocabulario litúrgico o ritual empleado, es más factible intentar una simbología de vestiduras.
Por otro lado, la vestimenta religiosa, en determinadas ocasiones, posee una función conmemorativa. Esta función se ve reflejada en el caso de los mullahs (líderes religiosos) de los musulmanes chiítas, quienes visten ropas negras que aluden a los sufrimientos de Husáin ibn Ali. O bien, los flecos en el mantón del orador judío (ṭallit), los cuales dan testimonio de los mandamientos del Señor y buscan recordarle al adorador que él se ha comprometido a observarlos.
Judaísmo
Primeramente, nos encontramos con la vestimenta del judaísmo. Entre las prendas propias de esta religión, nos encontramos en primera instancia, con el tefilín y el tzitzit (flecos), que tienen ciertas características en común. El tefilín se usa en obediencia al mandamiento que se encuentra en Deuteronomio y Éxodo: “Y atarás [las palabras de Dios] como una señal en tu mano, y serán como frontales entre tus ojos”. Esto conlleva a que haya dos de ellos: uno para llevar en el brazo y el otro en la cabeza. Ambos consisten en una pequeña caja negra de cuero que contiene un manuscrito y se sujetan a las respectivas partes del cuerpo con correas de cuero. Algo similar ocurre en el caso de los tzitzit (flecos). El uso de flecos obedece a un mandamiento en Números: “Borla será para ti el que mires y recuerdes todos los mandamientos del Señor, [y] para cumplirlos” . Los flecos se unieron a la prenda exterior sin intento ni motivo de ocultación. No obstante, debido a la persecución, se convirtieron en una prenda interior que permitía al fiel observar la Torá discretamente.
A su vez, tenemos al talit, el cual se utiliza tanto de seda como de lana de fondo color blanco. Hoy en día, el ṭallit se usa como una bufanda y, a veces, se coloca sobre la cabeza para ayudar a concentrarse durante la oración. Sin embargo, antes siempre estaba envuelto alrededor de la cabeza. Asimismo, en el judaísmo ortodoxo, la cabeza del hombre se cubre con el conocido yarmulke o kappel.
Finalmente, tenemos el caso de los rabinos, cuya vestimenta no posee estándares precisos. Los rabinos generalmente no usan ropa especial, excepto durante celebraciones especiales como tales como Yom Kippur, momento en el cual visten una túnica blanca llamada kittel. Sin embargo, esta prenda blanca no solo la usan los rabinos, sino también otros fieles. El kittel enfatiza que el Yom Kipur es una ocasión no solo de arrepentimiento sino también de gracia, para la cual el uso festivo es apropiado. El énfasis en el aspecto expiatorio de la ocasión también llevó a que el kittel fuera interpretado como una vestidura funeraria que se emplea para ayudar al espíritu de arrepentimiento de la persona.
Catolicismo
De acuerdo con las reglas aprobadas por el Papa Juan Pablo II, el clero debe ser distinguido del laicado en su vestimenta. La sotana es la vestimenta tradicional de un sacerdote católico y la cual se emplea fuera de las ceremonias de la Iglesia. Actualmente, el sacerdote católico viste un traje negro con un cuello romano.
A su vez, en el catolicismo nos encontramos con una prenda que no se la emplea durante la misa, sino más bien es una vestidura procesional: la capa. Esta la utiliza el sacerdote para ritos no eucarísticos. A diferencia de la casulla (otra de las vestimentas más utilizadas en esta religión), cuya forma cambia constantemente, la evolución de la capa se completó antes del final de la Edad Media. Cuando se usa, los dos lados de la prenda se mantienen unidos por un un broche de metal.
Por otro lado, nos encontramos con los trajes de las monjas. Sus prendas compartían muchas similitudes con la de los monjes, pero su principal diferencia consistía en el reemplazo de la capucha por un gorro y un velo en la cabeza. El hábito, una de las prendas mas conocidas de las monjas, eran únicamente de color blanco hasta que las Hermanas de San Vicente de Paúl introdujeron el azul en el siglo XVII. No obstante, desde que se llevó a cabo el Concilio Vaticano II (1962-1965) ya no es obligatorio para las monjas el uso de los hábitos en todas las ocasiones.
Islam
Por último nos encontramos con el Islam, cuya religión se caracteriza por otorgar un menor énfasis en la vestimenta litúrgica, en comparación con el Judaismo y el Cristianismo. No obstante, esto no implica que las prendas no tengan un rol importante dentro de esta religión, sino que sucede todo lo contrario. El foco del Islam es de tipo social, debido al hecho de que la fe se expresa mediante la aplicación universal de normas que rigen a la vestimenta de la comunidad islámica, en donde se debe dar una imagen de humildad e igualdad entre todos los fieles. Esta norma se refleja perfectamente en el momento en que aquellas personas que entran a la mezquita han de quitarse el calzado y todos los que van de peregrinación deben usar el mismo hábito, conocido como el ihram.
En el islam son los Ulemas (“los eruditos”) quienes llevan a cabo las funciones clericales y se caracterizan por llevar en sus cabezas el imamah. A pesar de que el atuendo de los Ulemas varía según la zona geográfica, el imamah está siempre presente. Sin embargo, se puede identificar dos tipos de vestimentas de los Ulemas de acuerdo a dos distribuciones regionales.
Por un lado, en la parte occidental del mundo musulmán, la vestimenta consiste en un vestido largo de mangas anchas, jubbah, que llega hasta los pies y se abotonaba hasta la mitad de su longitud total sobre una prenda a rayas. El jubbah suele tener un tono sobrio de azul, gris o marrón, y en ciertas ocasiones, puede llegar a ser negro.
Por otro lado, desde Irak hacia el este, el jubbah se usa en asociación con una prenda larga y completa. En esta segunda variante regional, el imamah se convierte en un turbante completo que reemplaza al fez.
Teniendo en cuenta todo lo antes mencionado, queda en claro que la vestimenta en las diferentes religiones es mucho más que una simple prenda, sino que está cargada de simbolismo, historia, valores, tradiciones, y, sobre todo, sacralidad.
Es por ello mismo, que la no discriminación y el respeto por este tipo de indumentaria es un mensaje de tolerancia hacia la libertad religiosa de las comunidades confesionales, ya que como bien es sabido, la Libertad Religiosa se caracteriza por poseer una dimensión público-social. Esto quiere decir que las personas puedan expresar su creencia en el espacio público, mediante todas sus formas, incluso a través de la vestimenta, sin miedo a recibir represalia alguna.
El anterior texto fue elaborado con información extraída de Religious Dress – Encyclopedia Britannica
Fuente: Sala de Prensa Conciencia Nacional