Como bien es sabido, existen una gran cantidad de formas por las cuales se puede transmitir los valores, principios, sentimientos e ideas que nacen en el seno de una confesión, ya sea por medio del arte, el cine, la literatura e incluso por medio de la música. Uno de los géneros más relevantes dentro del ámbito religioso es la conocida música religiosa o música sacra, las cuales juegan un papel muy importante para otorgar significado y valor a ritos y procesos litúrgicos. Sin embargo, ¿sabemos realmente cuál es su historia y por qué se vincula con la Libertad Religiosa?
En primer lugar, para un correcto análisis de la materia es necesario dejar en claro a qué llamamos música sacra. En la cultura occidental, se considera como música religiosa a todo aquel género musical que se ha concebido para cantarse, tocarse o interpretarse en contextos litúrgicos o religiosos. En sí, su principal objetivo es ofrecer la pieza musical (y todo el significado que dicha pieza conlleva con sí misma) a Dios en diferentes religiones como la cristiana, judía, hindú, entre otras.
A pesar de encontrarse presente en casi todas las religiones existentes, el uso del término “música religiosa” es una definición empleada primordialmente por el cristianismo, ya que durante las celebraciones religiosas se convierte en un elemento fundamental debido a que en ellas se entonan salmos, himnos y canciones espirituales repletas de profundo significado y espiritualidad.
Evolución Histórica
La música religiosa que conocemos hoy en día tiene su nacimiento en la denominada música sacra cristiana. Este tipo de expresión musical se desarrolló simultáneamente al comienzo del cristianismo. En un principio fue herencia de la música judía (cantilación) siendo desarrollada y profundizada durante los siglos venideros en multitud de formas, relacionadas y adaptadas a los distintos ritos de cada época.
En términos temporales, la música religiosa occidental comenzó durante la Edad Media cuando la Iglesia Católica incluyó cantos en latín en sus ceremonias y, de esa manera, puso en marcha la utilización de símbolos escritos destinados a ser recordados como indicaciones musicales a la hora de ejecutar los cantos; a estos símbolos se les llamó neumas y sirvieron para el canto gregoriano, llamado antes canto llano, una selección de cantos litúrgicos.
La doctora Julissa Ossorio Bermúdez, profesora de Música Popular, de la Universidad Interamericana, proveyó de información clave para comprender exactamente cómo se fue estructurando este estilo musical a lo largo de la historia de la humanidad. De acuerdo con Ossorio el latín era el idioma que se empleaba dentro de la iglesia y, por ello, los cantos gregorianos se llevaban a cabo en dicha lengua. No obstante, en un primer momento eran solamente melodías, en donde se incluía música sólo vocal, sin ningún tipo de instrumentos. Allí mismo no había saltos en las notas, ni disonancias, ya que se quería lograr una ambientación con esta música para disponer a los creyentes a orar.
Desde su aparición en la Edad Media hasta los tiempos que corren actualmente, la música sacra occidental ha producido grandes e inolvidables formas musicales tales como la misa, el réquiem, el Te Deum, el magníficat, el Stabat Mater, el oratorio, la cantata, el motete, el salmo o el villancico, entre otras. A su vez, son íconos fácilmente reconocibles de música sacra, las célebres composiciones como el Magnificat de Bach (1733), El Mesías de Händel (1741), el Stabat Mater de Pergolesi (1731), el Réquiem de Mozart (1791), la Missa Solemnis de Beethoven (1823) o el Te Deum de Berlioz (1849), entre otras.
Encontrando Diferencias: Música Sacra, Música Religiosa y Música Litúrgica
A pesar de que estos tres términos son muy parecidos entre sí, en realidad se refieren a distintos aspectos del género musical. Por ello, para evitar posibles confusiones, detallamos a continuación las diferencias entre cada tipo de música aquí comprendido.
Música Sacra: este tipo de música es la que se compone para la celebración del culto ya que entre sus cualidades principales resaltan la santidad y bondad. La música sacra se caracteriza por ser un arte universal ya que cuando alguien se traslada de una nación a otra no tiene una impresión negativa al oírla. Dentro de este género se pueden encontrar, a saber: cantos gregorianos, música para órganos y todos aquellos instrumentos que se encuentren autorizados en la liturgia.
Música Religiosa: A diferencia de la música sacra, este tipo de música posee la característica de que no se encuentra habilitada para su reproducción durante el culto divino. Esta es una música que por intención del compositor, por el tema y propósito de la composición alimenta aquellos sentimientos piadosos y religiosos del creyente.
Música Litúrgica: Esta se caracteriza por interpretar el sentido original del rito, hace que este sea comprensible, permite y conduce a que el creyente se involucre y participe.
Importancia con la Libertad Religiosa
La música, sin importar su género y lugar de composición, es definitivamente un arte humano que permite transmitir mensajes muy profundos a todos aquellos que la oyen. Es por ello, que el respeto por la difusión y creación de la música, y en este caso de la música sacra, religiosa y litúrgica, es fundamental para un respeto simultáneo de los derechos de la Libertad Religiosa, Libertad de Expresión y el propio derecho a la libertad artística.
El hecho de prohibir o limitar su reproducción, tanto en espacios de culto, como así también en espacios públicos viola gravemente la dimensión pública propia de la Libertad Religiosa. Por otra parte, una actitud alentadora y de protección para con la composición de este tipo de pieza musical constituye, sin duda alguna, otra forma de promover el fortalecimiento del respeto, la tolerancia y el diálogo con otras culturas, religiones y comunidades.
El anterior texto fue elaborado con información extraída de LatinAmerican Post: Todo lo que debes saber sobre la música sacra.
Fuente: Sala de Prensa Conciencia Nacional
