Un grupo comunista chino patrocinado por el gobierno se dirigió al Vaticano y a la diócesis católica de Hong Kong, según un informe de un equipo de expertos en seguridad cibernética.
El Grupo Insikt publicó un informe a principios de esta semana que encontró que a principios de mayo múltiples organizaciones católicas fueron blanco de RedDelta, un grupo patrocinado por el estado chino.
“Estas intrusiones en la red ocurrieron antes de la renovación prevista para septiembre de 2020 del histórico acuerdo provisional entre China y el Vaticano para 2018, un acuerdo que, según se informa, dio lugar a que el Partido Comunista Chino obtuviera más control y supervisión sobre la comunidad católica ‘clandestina’ históricamente perseguida en el país”, se lee en el resumen ejecutivo.
“Además de la propia Santa Sede, otro probable objetivo de la campaña incluye al actual jefe de la Misión de Estudio de Hong Kong a China, cuyo predecesor se consideraba que había desempeñado un papel vital en el acuerdo de 2018”.
El resumen explicaba que el presunto objetivo de RedDelta “ofrecería a RedDelta una visión de la posición negociadora de la Santa Sede antes de la renovación del acuerdo en septiembre de 2020”.
Apuntando a la diócesis de Hong Kong, continuó el informe, “también podría proporcionar una valiosa fuente de inteligencia tanto para monitorear las relaciones de la diócesis con el Vaticano y su posición en el movimiento pro-democracia de Hong Kong en medio de las protestas generalizadas y la reciente ley de seguridad nacional de Hong Kong”.
“La selección de entidades relacionadas con la iglesia católica es probablemente indicativa de los objetivos del PCCh de consolidar el control sobre la iglesia católica ‘clandestina’, ‘sinicitizar las religiones’ en China y disminuir la influencia percibida del Vaticano dentro de la comunidad católica de China”, señaló Insikt.
“Debido a que RedDelta tiene como objetivo organizaciones que se alinean fuertemente con los intereses estratégicos chinos, el uso de herramientas compartidas tradicionalmente utilizadas por los grupos con base en China, y las coincidencias con un grupo de actividades de amenaza presuntamente patrocinado por el Estado chino, el Grupo Insikt cree que el grupo probablemente opera en nombre del gobierno de la República Popular China”.
En 2018, el Vaticano y Pekín aprobaron un acuerdo provisional en el que el Vaticano reconocería como legítimos a los obispos nombrados por el régimen comunista.
El acuerdo ha sido controvertido, y muchos lo critican por conceder demasiado poder a la República Popular y por ir en detrimento de la libertad de religión.
El pasado septiembre, el Cardenal Joseph Zen de Hong Kong criticó a la Iglesia Católica por no hacer más para hablar en nombre de los perseguidos por el régimen comunista.
En una entrevista con la revista católica francesa La Vie el año pasado, Zen lamentó el silencio del Vaticano sobre las protestas por la democracia en Hong Kong.
A principios de julio, el Papa Francis omitió en un discurso comentarios que expresaban preocupación por la ley de seguridad nacional de China recientemente aprobada para Hong Kong.
Chris Altieri, Jefe de la Oficina de Roma del Heraldo Católico, escribió en un análisis que la reciente omisión del papa llevó a muchos a cuestionar el trato hecho entre el Vaticano y China.
“Los críticos del acuerdo del Vaticano con China dicen que pone al Vaticano en una posición supina: regala la tienda. Una visión más cautelosa del negocio haría que los objetivos del Vaticano no son marcar el comienzo de una edad de oro de la libertad religiosa en el continente, sino evitar la persecución a nivel Diocleciano”, reportó el Heraldo Católico.
“La inexplicable omisión hace más difícil defender el acuerdo, y más difícil defender al Vaticano – como lo ha hecho este periodista – contra las acusaciones de que han doblado la rodilla ante Beijing.”
Fuente: Christian Post