Como cada año, el tercer domingo se conmemora el Día Mundial de la Religión, una fecha significativa que nos invita a reflexionar sobre la importancia de promover y defender la libertad religiosa. Es una oportunidad para profundizar en la necesidad de fomentar el entendimiento, el respeto mutuo y la armonía entre las diversas tradiciones religiosas del mundo, valores fundamentales para la convivencia pacífica en una sociedad diversa.
El origen de esta conmemoración se remonta a 1950, cuando la Asamblea Nacional Espiritual de la Religión Bahá’í, en los Estados Unidos, propuso la creación de este día. El movimiento Bahá’í, al igual que muchas otras tradiciones religiosas, sostiene que, a pesar de las diferencias, las religiones comparten principios fundamentales que buscan la unificación de la humanidad y la promoción de la paz. Es una visión que destaca la interconexión de todos los seres humanos más allá de las barreras de la fe, instando a un esfuerzo global por erradicar la división y fomentar la unidad.

Este día no está vinculado a ninguna religión en particular, su objetivo es defender el respeto universal por todas las creencias y promover una visión inclusiva y colaborativa donde la diversidad religiosa no se vea como una fuente de conflicto, sino como una oportunidad de enriquecimiento cultural y espiritual. En un mundo que enfrenta crecientes desafíos, el reconocimiento y la aceptación de la pluralidad religiosa son más urgentes que nunca, especialmente cuando la discriminación y la intolerancia religiosa parecen estar en ascenso en numerosos países.
Un claro ejemplo de esta creciente intolerancia lo encontramos en una reciente encuesta realizada por la Liga Antidifamación (ADL), la cual reveló que un, alarmante, 46% de la población adulta mundial mantiene actitudes profundamente antisemitas. Este dato subraya la prevalencia de prejuicios que, lejos de disminuir, se perpetúan en muchas sociedades. Ante estos preocupantes resultados, el director general de la ADL, Jonathan Greenblatt, expresó que:
“Las actitudes negativas hacia los judíos son un indicador clave para medir los niveles de antisemitismo en un país, y los resultados actuales son profundamente preocupantes. Está claro que necesitamos nuevas intervenciones gubernamentales, más educación, medidas más estrictas en las redes sociales y protocolos de seguridad actualizados para prevenir los crímenes de odio antisemita. Esta lucha requiere el compromiso de toda la sociedad, incluyendo gobiernos, organizaciones civiles e individuos. Ahora es el momento de actuar”.

Este problema no se limita exclusivamente a la comunidad judía; cristianos, musulmanes, bahá’ís y miembros de otras tradiciones religiosas también se enfrentan a diversas formas de intolerancia y violencia religiosa. En este contexto, resulta fundamental apoyar las iniciativas globales que abogan por la protección del derecho humano a la libertad religiosa, un derecho consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Mediante el trabajo conjunto, la educación y el compromiso colectivo podremos garantizar que la diversidad religiosa sea valorada y respetada, y que las personas de todas las creencias puedan vivir en paz y libertad, sin temor a la persecución o el odio.
Sala de Prensa CNLR