La vallista y velocista estadounidense Sydney McLaughlin dio gloria a Dios después de establecer un nuevo récord mundial en los 400 metros vallas femeninos, diciendo que su fe la ayudó a conducir a la victoria.
McLaughlin, de 21 años, se fijó como objetivo la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio al competir el domingo en las pruebas de 400 metros vallas de los Juegos Olímpicos de Estados Unidos en Eugene (Oregón). No sólo consiguió entrar en el equipo para los Juegos Olímpicos de Tokio, sino que estableció un récord mundial con un tiempo de 51,90 segundos, convirtiéndose en la primera mujer de la historia en completar las vallas en menos de 52 segundos.
“Toda la gloria a Dios”, dijo McLaughlin a NBC Sports tras su victoria.
“Honestamente, esta temporada, sólo trabajando con mi nuevo entrenador y mi nuevo sistema de apoyo, es realmente sólo la fe y la confianza en el proceso. No podría pedir nada más y realmente todo es un regalo de Dios”, declaró. La prueba era su cuarta de 400 metros vallas de la temporada, y dijo que “tener esa fe de niña y confiar en que todo va a salir bien” es lo que la ayudó a salir adelante.
McLaughlin consiguió superar a la actual campeona olímpica y mundial de Estados Unidos, Dalilah Muhammad, que estableció el récord en 2019 en los 400 metros vallas con 52,16 segundos. Este año, sin embargo, Muhammad terminó segunda, lo que también la clasificó para el equipo olímpico. Las dos mujeres se enfrentarán por el oro en Tokio.
“Dalilah es una gran competidora”, dijo McLaughlin en otra entrevista posterior a la carrera.
Aunque se le preguntó a McLaughlin si alguna vez se sintió frustrada por ir detrás de Muhammad en el pasado, la joven atleta dijo que su fe marcó la diferencia en esta carrera.
“Creo que estaba creciendo en mi propia persona. Y creo que la mayor diferencia de este año es mi fe, confiar en Dios y en ese proceso, y saber que Él tiene el control de todo. Mientras me esfuerce, Él me va a llevar a cabo. Y realmente no puedo hacer nada más que darle la gloria a Él en este momento”.
En un post de Instagram de febrero, McLaughlin testificó con valentía que eligió poner su futuro en manos de Dios.
“Podemos reírnos de lo que nos espera porque sabemos que ÉL ya ha ganado”, escribió McLaughlin. “Podemos dormir más tranquilos por la noche sabiendo que ÉL tiene un plan para lo que sea que normalmente nos pueda molestar. Podemos reírnos de cualquier cosa que no se ajuste al propósito para nuestras vidas, porque sabemos que el plan de Dios es mayor.”
Después de su victoria del domingo, McLaughlin también se dirigió a Instagram, esta vez compartiendo una foto de sí misma en la línea de meta con la mano sobre la boca.
“La cara de una mujer que está asombrada por Dios (emoji de mano rezando) 51,90”, celebró. “Podía sentir que este encuentro iba a ser algo especial… pero HOMBRE. Semanas como ésta son algunas de las más duras en la vida de un atleta de pista (sic). La tensión mental de preparar las rondas para consolidar tu puesto ya es bastante pesada. Pero la cantidad de peso que el Señor me quitó de encima, es la razón por la que pude correr tan libremente ayer”.
Y añadió: “Mi fe fue puesta a prueba durante toda la semana. Desde los malos entrenamientos, pasando por tres retrasos en la salida, hasta un retraso en el encuentro. No dejaba de oír a Dios decir: ‘Céntrate en mí’. Fue el mejor plan de carrera que podría haber montado. Ya no corro para reconocerme a mí misma, sino para reflejar Su perfecta voluntad que ya está grabada en piedra. No merezco nada. Pero por gracia, a través de la fe, Jesús me ha dado todo. Los récords van y vienen. La gloria de Dios es eterna. Gracias Padre”.
Esta victoria marca la segunda vez que McLaughlin representará a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos. También compitió en los Juegos de Río 2016 cuando tenía 17 años, pero no pasó de las semifinales. McLaughlin estará ahora en la primera ronda de la competición de los 400 metros vallas femeninos en los Juegos de Tokio que comienzan el 31 de julio.
Fuente: Christian Post
