(Internacional) Islam oculto: la libertad religiosa vista por el fotógrafo Nicolò Degiorgis

Publicado agosto 29, 2019, 1:38 pm
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La imagen que acompaña a estas líneas es un testimonio del estado de la libertad de oculto en Italia. Miembros de la comunidad musulmana de Treviso rezan fuera del edificio que les pertenece y que las autoridades no les dejan usar como mezquita. Nicolò Degiorgis lo captó en su trabajo fotográfico Hidden Islam.

Nacido en la provincia autónoma italiana de Tirol del Sur, el fotógrafo Nicolò Degiorgis comenzó a documentar por primera vez la ola de inmigrantes musulmanes que llegaron al noreste del país en 2009, para una serie titulada Hidden Islam (Islam Oculto), que luego lanzó como un libro autoeditado con prólogo del también fotógrafo Martin Parr.

A pesar de que la constitución italiana consagra desde 1948 la libertad religiosa, lo cierto es que los más de 2.200.000 musulmanes que viven en el país solo han sido autorizados a construir ocho mezquitas oficiales, un número irrisorio si lo comparamos con las erigidas en otros países europeos. Eso obliga a muchos de los practicantes de esta religión que residen en Italia a llevar a cabo su culto en espacios improvisados, por lo general viviendas particulares.

Degiorgis quiso documentar con su cámara la resistencia pasiva de la comunidad musulmana tanto a los impedimentos burocráticos a los que a menudo hacen frente como a las intensas campañas anti-islámicas organizadas por la derechista Liga Norte, la fuerza política hegemónica en la región desde hace varios años. Así, el fotógrafo empezó a acompañar con su cámara protestas pacíficas en las que se reclamaba algo tan básico, a su juicio, en una democracia como la libertad de culto.

En el Véneto

“Esta imagen fue tomada en 2013 en la ciudad de Treviso, muy cerca de Venecia, en la región del Véneto. En 2001, poco después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, el alcalde de Treviso cerró la mezquita de la ciudad sin que hubiesen razones de peso para justificar una decisión tan arbitraria y drástica. La comunidad se vio obligada a buscar lugares alternativos para rezar, pero el acoso del ayuntamiento hizo que fueran expulsados de cada nuevo local que encontraban o que conseguían que alguien les cediese. Así que al final compraron el almacén abandonado que se ve en esta imagen para acondicionarlo y convertirlo en mezquita, pero una vez más el gobierno local les negó los permisos pertinentes esgrimiendo excusas sin el menor fundamento”. Ante el acoso al que eran sometidos, decidieron rezar al aire libre, en el exterior del edificio, una práctica que la ley italiana no prohíbe de forma explícita. Así lo hicieron durante varios años.

“Esta foto en particular es del último día del Ramadán de ese año, lo que explica lo multitudinaria que resultó la plegaria. La gente estuvo rezando junto al edificio que no les permitían utilizar durante aproximadamente una hora, para evidenciar así lo absurda y lo discriminatoria que era la postura del ayuntamiento de Treviso. Se reunían todos los viernes y a diario durante el Ramadán”. El Islam tiene una manera de concebir los espacios de oración distinta a la del cristianismo. No tienen por qué ser lugares institucionalizados. De hecho, en países de mayoría musulmana es bastante común qe se rece en tiendas, centros comerciales y supermercados. Es la presencia de la comunidad de orantes lo que convierte un espacio cualquiera en lugar de oración.

“Ser aceptado por la comunidad fue fácil”, dice Degiorgis, “todo el mundo se tomaba mi presencia con simpatía y naturalidad. Fue un poco más complicado que aceptasen mi petición de fotografiarles mientras rezaban, porque para ellos es un momento de recogimiento íntimo y no quieren que nada lo perturbe. Pero les expliqué cuáles eran mis intenciones y lo acabaron aceptando”.

El fotógrafo destaca que, antes de autorizarle definitivamente a retratar las plegarias públicas, los líderes de la comunidad le pidieron que se familiarizase con el ritual y aprendiese sobre su desarrollo y su sentido espiritual: “Algunas de las comunidades con las que interactué estaban muy estructuradas, las dirigían imanes traídos a Italia desde países extranjeros. Estos hombres dan a sus seguidores directrices muy claras sobre cómo vivir y en qué creer. En comunidades más pequeñas, por necesidad, lo más frecuente es que sea alguien sin formación específica el que se encargue de hacer de imán. Estas personas hacen un servicio comunitario y lo llevan a cabo lo mejor que pueden, pero no siempre son capaces de explicarle a un observador externo en qué consisten las plegarias y demás rituales de esta religión fascinante pero no siempre fácil de entender para un no musulmán”.

Degiorgis  reconoce que algunas de las preguntas que planteó no obtuvieron respuesta: “Sin embargo, creo que entendí lo esencial”. La mayoría de las imágenes que forman parte del proyecto Hidden Islam fueron captadas entre Venecia, Treviso y, en menor medida, las cercanas provincias de Trentino y Tirol del Sur. “Sí que tenemos musulmanes en mi tierra, el Tirol del Sur”, explica el fotógrafo, “pero las comunidades son pequeñas. La situación en Tirol del Sur es peculiar en cierto sentido, ya que aquí han convivido durante siglos la comunidad italiana, la alemana y la de los judíos ladinos, lo que ha hecho que la plena libertad de cultos y la tolerancia al diferente resulten aquí mucho más naturales”. Para Degiorgis, lo fundamental en este proyecto era “explicar lo compleja que resulta en realidad una problemática que con frecuencia se nos muestra en blanco y negro”. Para él, resulta imprescindible destacar que “la libertad religiosa es un elemento fundamental en cualquier democracia, e Italia no puede ser una excepción”. En su opinión, “no se está hablando lo suficiente sobre el auge de la islamofobia, no solo en Italia, sino en toda Europa”.

Degiorgis era consciente del riesgo implícito de que su trabajo fuese malinterpretado: “Puede usarse para impulsar los derechos de la comunidad musulmana, pero también por la extrema derecha para crear aún más alarma social e impulsar su agenda política intolerante. Me planteé ese riesgo antes de publicar el libro, pero creo que lo más sensato es dejar clara cuál es tu visión y, a partir de ahí, dar a la gente la oportunidad de sacar sus propias conclusiones”.

Fuente: El Periódico

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